¿Qué comer antes y después de una cirugía?
La dieta pre y post operatoria es un aspecto muy importante en cualquier intervención, ya que puede influir en el éxito de la misma. Saber qué se puede comer y qué no antes y después de una cirugía es fundamental tanto para afrontar la operación como para ayudar en la recuperación posterior.
Los alimentos recomendados que se deben ingerir previa y posteriormente a una intervención serán indicados siempre por el especialista, adaptándolos al paciente y el tipo de operación a la que se somete. Sin embargo, existen unas medidas generales que se suelen aplicar.
¿Qué se puede comer antes de una cirugía?
Las personas que se someten a una intervención quirúrgica, tienen que prepararse para la misma. El día antes de la operación se deberían tomar alimentos ligeros de fácil digestión (sopas, cremas, pescados hervidos, verduras cocinadas, frutas asadas…). Además, evitar el consumo de tabaco, café y alcohol.
Por otro lado, las 6-8 horas previas a la cirugía hay que recordar no comer ni beber nada.
Hay que tener en cuenta que en niños recién nacidos y en menores de 3 años, el tiempo de ayuno varía. Además, las cirugías digestivas suelen requerir de un ayuno especial en el que se toman sueros, antibióticos o laxantes, bajo indicación médica.
Por esto, es recomendable siempre consultar previamente con el médico sobre los requisitos necesarios de cara a la preparación para cualquier operación.
Post operatorio: alimentos recomendados
Una vez finalizada la operación, la dieta dependerá del tipo de operación quirúrgica que se haya realizado.
En el caso de ser una operación del aparato digestivo, el ayuno será mayor y la introducción de alimentos más progresiva. La variabilidad del tiempo en la ingesta de líquidos y comida dependerá de la recuperación del paciente. De esta forma, una vez que el paciente no sienta náuseas ni vómitos, y tras revisión y aprobación médica, este podrá empezar a meter líquidos y alimentos blandos en su alimentación.
Si solamente es la recuperación de la anestesia, -y siempre que el especialista no indique lo contrario-, se pueden empezar a introducir líquidos pasada hora y media de la intervención. Después, se comenzarán a introducir alimentos blandos y de fácil digestión, empezando por cremas o purés, pescados hervidos, tortilla francesa y hasta carnes magras cocidas (como embutido de pavo o pollo) en poca cantidad. Posteriormente, se podrán consumir otros productos ligeros como queso fresco, alimentos ricos en almidones como tubérculos o cereales no integrales (patatas, boniatos, pan, arroz, pastas…)lácteos naturales enteros, fruta y verdura cocida.
El mismo día de la operación no se deben tomar alimentos fuera de la dieta blanda con el fin de evitar náuseas y vómitos. Es importante, por tanto, evitar salsas, grasas, fritos, comida picante, alimentos ultraprocesados, alimentos ricos en fibra como los integrales, chocolate, así como cualquier alimento difícil de digerir.
Recuerda que, si aparece algún síntoma inusual tras la operación (vómitos repetidos, dolor que no cesa, sangrados, etc.), debes ponerte en contacto con tu especialista o centro médico.
Recuerda:
- La dieta pre y post operatoria influye, directamente, en el éxito de la misma, ayuda afrontar la operación y favorece la recuperación posterior.
- Antes de una cirugía, se debe ayunar entre 6 y 8 horas.
- Una vez realizada la intervención, se irán introduciendo líquidos y alimentos blandos y de fácil digestión, paulatinamente.