anemia en enfermedad renal crónica

Anemia en Enfermedad Renal Crónica (ERC): ¿qué es y cómo prevenirla?

La anemia es un efecto secundario común de la enfermedad renal crónica (ERC): una complicación común en la que los riñones se encuentran dañados por algún motivo y no filtran la sangre de forma adecuada, creando así problemas de salud. La anemia aparece cuando los riñones, además, fabrican una menor cantidad de eritropoyetina, una hormona necesaria para producir glóbulos rojos. Estos contienen hemoglobina, encargada de transportar oxígeno por todo el cuerpo, y cuyo déficit provoca finalmente la anemia.

La anemia es dos veces más prevalente en personas con ERC que en la población general. Dicha prevalencia aumenta cuanto más avanzado se encuentra el estadio de la ERC. No obstante, hay que tener en cuenta que el paciente también puede sufrir anemia por otras causas no relacionadas con la enfermedad renal: pérdidas de sangre, infecciones, malnutrición o problemas relacionados con la médula ósea.

El impacto de la anemia en ERC

Las personas con enfermedad renal crónica que desarrollan anemia tienen una mayor probabilidad de sufrir problemas cardiovasculares. Esto ocurre porque el corazón recibe menos oxígeno de lo habitual y necesita trabajar más para bombear la suficiente cantidad de glóbulos rojos a los órganos y tejidos del cuerpo.

Entre los síntomas habituales de la anemia se encuentran los siguientes:

  • Sentirse más cansado de lo normal o sin demasiada energía.
  • Dificultades para respirar, especialmente después de hacer ejercicio.
  • Dolores de cabeza o mareos.
  • Dolor en el pecho o sensación de opresión en los latidos o el corazón.
  • Sensación de frío.

Además, las personas con anemia y enfermedad renal crónica suelen tener un déficit nutricional en hierro o vitamina B12, los cuales son necesarios para producir glóbulos rojos sanos.

Sin embargo, estos síntomas pueden aparecer por otras razones y deben consultarse siempre con el médico de cabecera. Un diagnóstico temprano de la anemia puede impactar positivamente en la calidad de vida del paciente que la padece.

Cómo tratar la anemia

Lo primero que debe hacerse es acudir a un especialista médico, quien repasará el historial clínico del paciente, realizará un examen físico adecuado y realizará los análisis de sangre correspondientes que puedan confirmar este diagnóstico. En esta última parte se examinarán, naturalmente, los niveles de glóbulos rojos en sangre y sus características para comprobar si hay déficit de los mismos en el cuerpo.

Una vez confirmado el diagnóstico de anemia, el médico de cabecera realizará una prescripción farmacológica que dependerá de la gravedad de los síntomas. En el caso de una anemia leve, el especialista puede recetar suplementos vitamínicos de hierro y vitamina B12 o una dieta rica en estos nutrientes.

Para los casos más graves de anemia, el especialista puede recetar una inyección con eritropoyetina (hormona conocida como EPO) para paliar el problema original tras el fallo de los riñones. Esta hormona es la encargada de ordenar a las células madre de la médula ósea que produzcan más glóbulos rojos. La EPO es producida por las células del riñón. Dichas células liberan más EPO cuando el nivel de oxígeno en la sangre está bajo.

Recuerda:

  • La anemia en la enfermedad renal crónica ocurre cuando los riñones fabrican una menor cantidad de eritropoyetina, lo que deriva en una menor cantidad de glóbulos rojos que trasporten adecuadamente el oxígeno por el cuerpo.
  • Sin embargo, la anemia puede producirse por otras causas no relacionadas con la ERC.
  • En casos leves, esta enfermedad puede paliarse con suplementos o dietas ricas en B12 o hierro, aunque existen tratamientos para aumentar los niveles de eritropoyetina.
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