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Fatiga pandémica: qué es y consejos para prevenirla

Una de las consecuencias visibles de la pandemia, ha sido el incremento de las búsquedas en internet sobre la ansiedad. En concreto este último año 2020 aumentaron un 25%. No se trata de un hecho puntual y constituye uno de los efectos colaterales de la COVID-19. El cansancio, agotamiento o la desmotivación que sufre la sociedad ya tienen nombre: “fatiga pandémica”.

 

¿Qué es y por qué se produce la fatiga pandémica?

Desde finales de noviembre de 2020, la OMS ha acuñado el término de fatiga pandémica para referirse a la desmotivación emergente para seguir las recomendaciones establecidas ante la pandemia. Se trata por tanto de un trastorno que se podría catalogar dentro de la salud mental y como consecuencia de la crisis provocada por la COVID-19.

La fatiga pandémica se manifiesta principalmente a través de síntomas tales como el estrés, la ansiedad, problemas cognitivos que afectan a la memoria o favorecen la depresión. Aunque también tiene indicios físicos como el cansancio o el agotamiento.

Los motivos que podrían explicar este desgaste mental y físico son:

  • La incertidumbre que esta pandemia lleva consigo.
  • La duración de la pandemia. La sensación de que esta situación ha llegado para quedarse también podría explicar la aparición de este tipo de trastorno.
  • Cambios radicales en nuestro día. Prácticamente de un día para otro, el SARS-CoV-2 ha modificado los hábitos de la gente, la forma de relacionarse, de trabajar, de expresar los sentimientos e incluso de sentirse realizado.

 

Principales recomendaciones ante la fatiga pandémica

Para ello, la OMS ha elaborado una serie de recomendaciones que permitan evitar la aparición de la fatiga pandémica o minimizar su impacto. El seguimiento de estos consejos, contribuiría a desarrollar medidas que protejan del virus pero que también tengan en cuenta las necesidades de la sociedad y peculiaridades en los diferentes aspectos de la vida. A su vez, la OMS también insta a reconocer el esfuerzo individual que cada persona hace al cumplir las diferentes medidas que se implantan a nivel local y global.

En el documento “Fatiga Pandémica. Revitalizar al público para prevenir COVID-19”, la OMS reconoce cinco principios transversales en la puesta en marcha de medidas:

  1. Trasparencia a la hora de contextualizar cada una de las medidas. Traducir el beneficio público en materia sanitaria y asistencial de las medidas implantadas, principalmente, aquellas de índole restrictiva.
  2. Evitar la implantación de medidas que puedan resultar contradictorias con la consiguiente desconfianza que esto puede provocar a nivel social.
  3. Capacidad de adaptación sobre todo en un marco regido por la imprevisibilidad.
  4. Favorecer la equidad en las estrategias implantadas.
  5. Fomentar el trabajo conjunto y la coordinación de los diferentes agentes que intervienen en el desarrollo, puesta en marcha y supervisión de las medidas.

 

 

¿Cómo cumplir con los principios transversales de la OMS?

Para garantizar el adecuado cumplimiento de estos 5 pilares básicos en la gestión de la fatiga pandémica, los expertos recomiendan:

  1. Personalización de las acciones o medidas. Tener en cuenta las peculiaridades de cada comunidad para que las medidas sean especificas y acordes al estilo de vida de cada comunidad.
  2. Involucrar a las personas de forma que las medidas que se tomen en centros académicos, laborales, deportivos sean consensuada por todos sus usuarios.
  3. Creación y realización de material formativo e informativo que fomenten su implantación.
  4. Desarrollo de iniciativas originales que permitan que eventos nacionales relevantes puedan seguir conmemorándose de forma segura.
  5. Flexibilización o búsqueda alternativas de medidas para evitar que, a largo plazo, puedan ser inasumibles por la comunidad.
  6. Priorizar medidas sencillas y rentables económicamente. Por ejemplo, distribución de geles hidroalcohólicos en estaciones de transporte publico.
  7. Integrar a las personas de forma que se sientan parte de la solución.
  8. Los mensajes emitidos han de ser claros, sencillos, coherentes y adaptados a cada comunidad.
  9. Evaluación del impacto que tienen las medidas aplicadas. Traducir a la comunidad el beneficio que tienen ciertas medidas favorece su cumplimiento.

 

¿Es perjudicial la fatiga pandémica?

Por lo general, la fatiga pandémica no deja de ser más que una respuesta natural antes una situación como la actual. De hecho, se trata de una reacción bastante común. La OMS estima que ya 6 de cada 10 europeos sufren fatiga pandémica.
Sin embargo, sin un adecuado manejo o gestión, este desgaste puede desencadenar trastornos más graves como la depresión.

Para prevenir el impacto que esta pueda tener, es necesario una gestión adecuada a través de hábitos tan sencillo como efectivos:

  1. Descanso adecuado. Se recomienda dormir durante al menos 8 horas diarias.
  2. Alimentación sana y equilibrada.
  3. Compartir las preocupaciones con amigos o familiares. Hablar abiertamente ayudará al desahogo y conocer a personas que pueden estar experimentando sensaciones similares.
  4. Práctica de ejercicio físico o actividad deportiva.
  5. Dedicar tiempo a los hobbies y favorecer la práctica de actividades que contribuyan a la realización personal.
  6. Aprender a controlar pensamientos sustentados en acontecimientos hipotéticos. Preocuparse excesivamente por acontecimientos que no han sucedido puede generar un impacto negativo en el bienestar psicosocial.
  7. Aceptación y gestión de emociones de índole negativa.
  8. Cuidarse y arreglarse aunque se pase más tiempo de lo normal en casa.
  9. Evitar la saturación informativa. Limitar el tiempo que dedicamos a informarnos de la COVID-19, de forma que no se realice un seguimiento continuo y constante de todas las informaciones relacionadas con esta infección.
  10. Llevar a cabo técnicas de relajación como la meditación.
  11. Acudir al especialista médico en caso que sea necesario.

 

Grupos de riesgo

Existen determinados colectivos que por circunstancias personales o profesionales son más vulnerables ante los efectos de la fatiga pandémica. En esta línea los principales son:

  1. Profesionales sociosanitarios, especialmente, aquellos que trabajan en primera línea o atienden directamente a pacientes COVID-19.
  2. Pacientes con COVID-19 y sus familiares.
  3. Quiénes hayan perdido seres queridos a causa de la pandemia.
  4. Personas a los que la pandemia ha afectado a nivel laboral y económico.
  5. Aquellos que por historial clínico reúnan ciertos condicionantes considerados factores de riesgo en la COVID-19.
  6. Personas vulnerables que su situación de desigualdad se haya visto acrecentada por la pandemia.

 

Recuerda:

  • La fatiga pandémica es un término utilizado por la OMS para referirse al desgaste emocional y físico provocado por la pandemia.
  • La OMS recomienda que además de la puesta en marcha de medidas nos protejan del virus se tengan en cuenta las necesidades y peculiaridades de las personas en los diferentes aspectos de su vida.
  • Una adecuada gestión de las emociones, una dieta saludable y la práctica de ejercicio físico y hobbies ayudará a prevenir la fatiga pandémica.
  • Los profesionales sociosanitarios, los enfermos crónicos y los pacientes de COVID-19 son algunos de los grupos poblaciones más vulnerables.
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