conservación alimentos

Recomendaciones y errores que se cometen al conservar los alimentos

Hay muchísimos factores a tener en cuenta a la hora de conservar y mantener los alimentos frescos y saludables para nuestro consumo. La conservación de los mismos  ha sido una gran preocupación histórica y origen de grandes avances tecnológicos: la utilización de la sal en el Imperio Romano, las conservas en la Edad Media o los envases al vacío en las guerras napoleónicas. Aún con todo, en el siglo XXI persisten algunas dudas al respecto y no estamos libres de las intoxicaciones alimenticias. Aquí hay algunas de ellas:

Aspectos básicos a la hora de conservar alimentos

En lo que respecta a conservar los alimentos, una buena refrigeración es clave. Hay que refrigerar o congelar los productos perecederos de inmediato. Los alimentos que compramos congelados deben colocarse en el congelador tan pronto como lleguen a casa. Los artículos que, por el contrario, necesitan refrigeración no deberían estar más de dos horas a temperatura ambiente, lo que se reduce a una hora en verano.

En lo que respecta al frigorífico, no conviene llenarlo en exceso, porque entonces el aire podría circular con dificultad. La temperatura recomendad debe de estar alrededor de 4° C o menos. Aunque algunos alimentos como las aves crudas y la carne picada deberían almacenarse a una temperatura menor. Para ello, muchas neveras de hoy en día tienen cajones específicos para este tipo de alimentos. La temperatura de la mayoría de los congeladores ronda los -18 grados, pero lo ideal sería tenerlo a -20ºC. Otro aspecto clave a la hora de conservar los alimentos es que siempre que vayamos a realizar una manipulación de éstos, inmediatamente después debemos refrigerarlos. Las bacterias pueden multiplicarse rápidamente en los alimentos que se dejan a temperatura ambiente, lo  riesgo para la salud.

Hay que limpiar el frigorífico regularmente y limpiar los derrames inmediatamente. Esto ayuda a reducir el crecimiento de bacterias intrínsecas en los alimentos de manera natural y evita la contaminación cruzada con el resto de los productos.

Hay que mantener los alimentos cubiertos, como en bolsas de almacenamiento selladas, y revisar las sobras diariamente. No es recomendable dejar los alimentos cocinados más de tres días en nevera, ya que pueden estropearse debido a un crecimiento microbiano y siempre debe seguirse las instrucciones del etiquetado. En lo que respecta a los huevos, se recomienda que éstos se almacenen en el interior de la nevera y no en la puerta, además de eliminar su envase de cartón, ya que es un vehículo de transmisión de patógenos.

Los alimentos que se congelan, refrigeran y cocinan adecuadamente son seguros. Las materias primas no pueden permanecer en el congelador por siempre, ya que, pasado un tiempo, pueden empezar a perder cualidades organolépticas o texturales. Hay que recalcar que no todos los alimentos pueden ser congelados, ni se congelan todos de la misma manera. Lo ideal es hacerlo en pequeños paquetes y de manera rápida. Eso sí, la congelación no reduce prácticamente los nutrientes. Hay pocos cambios en el valor proteico de un alimento durante la congelación.

Comprobar el etiquetado de los productos

Debemos tener clara la diferencia entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente. Una fecha de caducidad nos indica que el consumo de ese alimento tras la fecha entraña riesgos para la salud. Es decir, no es un alimento seguro para su consumo.  Puede darse el caso de que haya productos en perfectas condiciones a nivel textura, olor y sabor y estén caducados, por lo que su consumo pondría en riesgo nuestra salud. Por el contrario, la fecha de consumo preferente nos indica que ese producto seguirá siendo seguro para su consumo tras la fecha marcada, pero  puede perder características organolépticas, como por ejemplo olor, sabor o textura.

Riesgos en la alimentación en caso de no conservar adecuadamente los alimentos

Los alimentos refrigerados listos para comer, como las ensaladas o los quesos frescos, deben consumirse lo antes posible y dentro de las fechas marcadas por el fabricante. Cuanto más tiempo se almacenen en el refrigerador, más posibilidades hay de que crezcan bacterias. Lo mismo ocurre con aquellos que compramos con una manipulación previa como los rallados, cortados o triturados.

Siempre que tengamos dudas respecto a la ingesta de un alimento, debemos desecharlo por seguridad. Las toxiinfecciones alimentarias son más comunes de lo que pensamos y pueden ser muy peligrosas.

La presencia de moho, puede ser un buen indicador de que un alimento no se encuentra en las condiciones óptimas para su consumo. Por lo tanto, no sirve solo con retirar la parte enmohecida, sino que debemos desechar todo el producto. A nivel visual no podemos detectar los filamentos de moho microscópicos esparcidos por el resto del producto y pueden entrañarnos serios riesgos para la salud.

Hay que tener en cuenta que la comida puede provocar enfermedades, incluso cuando no huele o sabe mal. Esto se debe a que las enfermedades transmitidas por los alimentos son causadas por bacterias patógenas que crecen en los mismos alimentos cuando su manipulación no es la correcta. Otras muchas, son inherentes a cada materia prima y un periodo largo de conservación hace que estas bacterias crezcan también. Muchos organismos patógenos están presentes en la carne, las aves, los mariscos, la leche y los huevos crudos o poco cocidos.

Seguir las otras prácticas recomendadas de manipulación de alimentos reducirá aún más el riesgo de enfermar:

  • hay que lavarse las manos, limpiar las superficies y los productos
  • separar los alimentos crudos de los alimentos cocinados y listos para comer
  • cocinar y refrigerar a temperaturas adecuadas

 

Recuerda que:

  • Los alimentos se deben conservar en frío siempre que sea posible
  • La nevera debe estar siempre limpia y a la temperatura indicada por el fabricante
  • No vale con conservar: hay que manipular los alimentos de forma adecuada
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